En zonas de Chicligasta y Simoca el 50 % de los escolares hace tareas con su familia y llegan al aula enfermos y sin capacidad de concentración. Se redujo la ocupación de menores en el citrus.
CONCEPCION.- En los pueblos del interior tucumano el trabajo infantil es, en Es alentado un alto porcentaje, casi parte de una cultura familiar. principalmente por actividades agrícolas en las que rigen bajos sueldos o jornales. La labor de una sola persona no es rentable, pero sí cuando la hacen varios de una sola familia. “Coseche lo que se coseche, lo que se gana es apenas para sobrevivir. Entonces a veces uno va con los changos para ver si se puede sacar unos pesos más. Esa es la realidad, señor” confesó Manuel Soria, de La Junta, Río Chico.
Menos expuestos a riesgosLos emprendimientos familiares también empujan a los niños y adolescentes a involucrarse en ellos. Hortalizas, cortadas de ladrillos y granjas, son las actividades más comunes que desarrollan las familias.A diferencia de lo que sucede en las ciudades, en el campo los chicos siempre trabajan a la par de sus padres. Así, están menos expuestos a los riesgos que genera el desamparo.Sin embargo, las consecuencias, al igual que en las urbes, también se reflejan en las escuelas. “En las zonas rurales agrícolas, como El Molino, Gastona, La Calera y otras comunidades de Chicligasta y Simoca, se estima que el 50% de los menores que concurren a las escuelas de esos lugares, trabajan con sus padres. Para ellos es algo común y obligatorio” comentó la docente Paola Cáceres.
Agotados, sin atención¿Cómo se manifiesta el drama en las aulas? “Las criaturas a veces llegan enfermas y se las debe hacer retornar a sus hogares. Si se las ve muy mal las llevamos a un centro asistencial. Otras permanecen en clase agotadas y con poca atención. Es que salen de trabajar, ya sea a la mañana o la tarde, y enseguida concurren a clase”, añadió la maestra. “Los trabajos en el campo son muy rudos. Los realizan casi siempre bajo calores o fríos intensos” apuntó.
No hacen los deberesEl nivel de aprendizaje es reducido en más del 40% de los chicos de las zonas rurales, según estiman las maestras del campo. “Jamás hacen las tareas escolares que se les da para la casa porque no tienen tiempo. Por eso uno trata de que todas las actividades las hagan en la escuela. Es inútil pretender que estudien en sus hogares” enfatizó Paola.El comisionado comunal de Alpachiri-El Molino, Juan Ramón Mazzuco, aseguró que el problema de los niños que trabajan se redujo sensiblemente a raíz de las rigurosas prohibiciones que impusieron las empresas citrícolas y otras que operan en la zona.Además las inspecciones de los organismos laborales, dijo, son muy frecuentes. “El problema persiste en las zonas de producción hortícola. Son trabajos familiares y en los que no se puede intervenir. Es difícil comprobarlo“ concluyó.Un dirigente de la Uatre afirmó que en el limón bajó el empleo infantil. La inclusión educativa.
Va y viene por el microcentro, sobre todo por la zona del Mercado del Norte. Lleva en su mano izquierda una caja de golosinas. “¡Dos Mantecol por un peeeso!”, ofrece a viva voz. Un poco remiso a hablar con LA GACETA, dice que vende esos bocaditos dulces y que uno de sus hermanos y su madre ofrecen verduras. “Están a la vuelta, por la otra calle”, señala en dirección de Mendoza al 800. José tiene 13 años, es regordete e hincha de San Martín y dice que para él “vender esto me divierte y también me cansa porque son muchas horas para terminar la caja”. Cuenta que comenzó hace dos años ofreciendo frutas y verduras en el centro -su familia vive cerca del Mercofrut y allí se proveen de los productos-. “Antes iba a la escuela todos los días, pero ahora cuando estoy cansado no voy y mi mamá ya no me reta. Total, con la plata que gano todos los días tengo para la ‘pesi’ (por Pepsi), un panchito grande, le doy lo que me queda a ella y se pone contenta”. ¿Cuando seas más grande te gustaría trabajar en un comercio con aire acondicionado y calefacción? se le pregunta. “Sí porque ahí no se transpira y porque no hace frío, pero a mi me gusta la calle... y en el negocio no me dejarán salir”. El cronista le pregunta si tiene tiempo para jugar. “Sí, los domingos y a veces los sábados jugamos a la pelota en el barrio, a veces por plata. Y como soy delantero trato de hacer muchos goles para ganar el partido. Y también voy un rato al ciber...”.El diálogo se corta abruptamente. Su madre y su hermano acaban de llegar. La mujer, inquisidora, pregunta al periodista: “¿qué quiere?”. Se le explica que es una nota sobre trabajo infantil y que también es necesario saber qué dicen los padres. “Y bueno -habla más calmada-, hay que trabajar para vivir, ¿que no? Si no trabajamos todos los de la familia no hay para comer”. La mujer cuenta que ella trabajó desde chica en el campo (cerca de Santa Rosa de Leales) hasta que vino a la ciudad como empleada doméstica a tentar mejor suerte. “Si nadie nos da laburo, tenemos que vender en la calle y los changos (sus hijos) me tienen que ayudar. Yo no tengo marido”.Martín, a los 14 años, limpia parabrisas, lustra zapatos, corta el pasto, arregla jardines, pasea perros, cosecha limones o trabaja en cortadas de ladrillos desde que tenía ocho años.La inocencia perdida

Limpiecistas de parabrisasEstán en las esquinas con semáforos.
Vendedores ambulantes Venden caramelos, golosinas, chocolates, CD y DVD ilegalmente copiados (truchos), utensilios, lapiceras en bares, restaurantes, transportes, galerías.
Recolectores de Basura, Cartoneros Son acompañados por su familia. Los niños seleccionan y clasifican los residuos que se pueden vender.
Acomodadores y acarreadores Se hacen cargo de acomodar los cajones de frutas o verduras y carritos de los clientes en el Mercofrut.
Auxilares de ClubesTrabajan en instituciones deportivas o civiles en limpieza, acarreo y luego guardado de equipos, en las cantinas, etcétera. Sus labores se intensifican los fines de semana y días feriados o de torneos.
Auxiliares de Talleres y de Comercios Cumplen tareas en talleres mecánicos, en comercios de ropa, zapatería.
Lustrabotas Era el rubro con mayor presencia infantil. Había decaído un poco hasta el año pasado pero desde que se agudizó la crisis global volvió a incrementarse, al igual que los limpiadores de vidrios de autos en semáforos.
No se considera trabajo limpiar vidrios de autos

Un funcionario afirma que detrás de la tarea de los chicos en los semáforos “no existe un empresario que les paga para que lo hagan”. En en NOA, “es un problema cultural”. “El trabajo infantil tuvo un sensible descenso en los últimos años en Tucumán, sobre todo en el sector de la citricultura, debido fundamentalmente a los controles que realizan las empresas sobre los contratistas de obreros que trabajan en las fincas. Esto se debe a que la Comunidad Europea -donde va la mayoría de los embarques de limones- es muy estricta con respecto a la explotación laboral de los niños, al punto de que cuando descubre esta anomalía deja sin efecto la compra de cítricos”. Así se expresó ante LA GACETA el director de Trabajo de la provincia, Jorge Blasco.El funcionario indicó que en las actividades ligadas a la frutilla, al tabaco, a la papa y en las cortadas de ladrillos es donde se pone el esfuerzo para combatir estas irregularidades. Aclaró que los chicos que limpian vidrios de autos en los semáforos “no están incluidos en el trabajo infantil porque detrás de su tarea no existe un empresario que les paga para que lo haga”. Indicó que, según la ley, hasta los 15 años de edad los niños no deben trabajar. Desde los 16 en adelante sí pueden hacerlo, pero con autorización de los padres. Y desde los 18 pueden hacerlo sin autorización. De todas formas, aclaró, la jornada laboral no debe exceder las seis horas y no deben realizar tareas insalubres ni trabajo nocturno.. Sobre la tarea de la repartición a su cargo, señaló que “trabajamos en las líneas represiva y sancionatoria, a través de multas y sumarios. Pero esto no se soluciona sólo así, ya que además hay que asistir a los niños. El Ministerio de Trabajo de la Nación implementa becas a través de Ministerio de Educación de la provincia: es una especie de plan tipo Jefas y Jefes de Hogar para el padre y una beca para el chico a fin de que termine la educación obligatoria de nueve años. Y también se asiste a los hermanos”.Blasco apuntó que “ahora nos queda lo más duro: el tema cultural. En el Norte del país, los padres no ven como algo malo que sus hijos menores trabajen. Es más, en el campo no es mal visto que el chico coopere con la familia. Le dicen, por ejemplo, ‘hijo de tigre’ al niño trabajador. O sea, es bien visto culturalmente”. Por ello, indicó que desde la repartición se realizan campañas de difusión contra el trabajo infantil y charlas en escuelas y sindicatos “donde se pone énfasis en que esta actividad no tiene que ser bien vista por la sociedad”. El funcionario destacó la tarea de sindicatos como Uatre, Fotia y ATSA, y de entidades como la Fundación Juan XXIII y Copreti (Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil).
“Todavía hay problemas de deserción escolar durante las cosechas de la frutilla (septiembre) y de la papa (octubre), por dar un ejemplo. La UATRA está trabajando con el Ministerio de Educación de la Nación en este tema. Todavía son muchos los niños que abandonan la escuela para trabajar y ayudar al sustento de su familias”, dijo Pellasio
RIESGOS (I) El lector Adrián Sosa contó, el 27 de mayo, que presenció cómo un taxista le tironeó el pelo a una niña que limpiaba vidrios. “Yo, que estaba atrás con mi auto, le toqué bocina. Como la nena se puso a llorar, el tipo quiso calmarla con dos pesos. La vida de estos chicos ya es complicada ¿encima tenemos que castigarlos? Ese taxista ¿tendrá hijos? ¿le gustará que les peguen en la calle?”, preguntò Sosa.
RIESGO (II). “Un niño obligado a trabajar es una víctima inocente de la irresponsabilidad de los adultos. Por eso el problema no es menor frente a las consecuencias que tiene en la sociedad. Y esto va para los que proclaman la pena de muerte o más cárceles en la sociedad y que miran de reojo los dramas de los niños”, dice la pedagoga Claudia Quinteros
CELEBRACION: Desde 2002, cada 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil . La Organización Internacional del Trabajo (OIT) dipuso que ese mismo día se conmemore la lucha contra la explotación infantil.
DOS MILLONES de niños son víctimas del trabajo infantil en América Latina.
Cifras14.000chicos trabajan en esta provincia, según estimaciones gremiales.
5.000niños cumplen labores de adultos en Tucumán, en las cosechas hortícolas, de tabaco, de frutilla, de arándano, de caña, de citrus y en la actividad ladrillera.
67%de los menores de 5 a 13 años que trabaja en el país lo hace con sus padres.
1.500 niños trabajan en las calles en San Miguel de Tucumán (estimaciones de 2008).
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